Los pensamientos limitantes son como cadenas invisibles. Pasé años sin darme cuenta de que mis propios pensamientos me estaban secuestrando el potencial, bloqueándome sin que me diera cuenta. Identificar estos pensamientos limitantes fue como encontrar la llave maestra que abría todas mis puertas internas.
Hace tiempo, era un experto en ponerme trabas a mí mismo. No necesitaba enemigos externos, mi cabeza era suficiente para boicotearme. Hoy quiero compartir contigo esos 7 pensamientos que me tenían completamente paralizado y cómo logré liberarme de su poder.
1. "No soy lo suficientemente bueno"
Este pensamiento era mi mejor amigo tóxico. Cada vez que intentaba algo nuevo, ahí estaba él, susurrándome al oído: {No eres lo suficientemente bueno}.
Lo curioso es que nunca cuestioné de dónde venía ese mensaje. ¿De mis padres? ¿De mis fracasos anteriores? No importaba. Lo había convertido en mi verdad absoluta.
En mi artículo sobre cómo cambiar tu mentalidad, ya comenté que el primer paso es identificar estos patrones mentales. Y este era mi patrón estrella.
2. "Siempre me pasa lo mismo"
La víctima profesional. Vivía repitiendo esta frase como un mantra. {Siempre me pasa lo mismo}. Era mi excusa perfecta para no cambiar nada.
Mis fracasos no eran casualidad. Eran el resultado de seguir el mismo guion una y otra vez.
3. "No tengo tiempo"
Mentira tras mentira. Tenía tiempo para series, para scrollear Instagram, para quejarme. Pero para mis proyectos, {nunca tenía tiempo}.
La verdad: no era un problema de tiempo, era un problema de prioridades.
4. "Es muy arriesgado"
El miedo disfrazado de precaución. Cualquier oportunidad nueva venía acompañada de este pensamiento limitante. {Es muy arriesgado}.
Mientras otros avanzaban, yo seguía calculando riesgos que nunca existieron.
5. "Los demás son mejores que yo"
La comparación, mi peor veneno. Instagram era mi campo de batalla mental donde todos parecían tener la vida resuelta.
{Los demás son mejores que yo}. Una frase que me paralizaba completamente.
6. "No merezco tener éxito"
Quizás el más destructivo de todos. Un pensamiento que me hundía antes de empezar cualquier proyecto.
{No merezco tener éxito}. Una sentencia que me condenaba antes del juicio.
7. "Cambiar es demasiado difícil"
La comodidad de lo conocido. Prefería mil veces quedarme en mi zona de confort que enfrentar el cambio.
{Cambiar es demasiado difícil}. Una excusa perfecta para no hacer nada.
Conclusión: La liberación
Identificar estos pensamientos limitantes fue mi primera batalla. Desmantelarlos, mi guerra.
No es un proceso perfecto. Algunos días vuelven, como fantasmas. Pero ahora tengo las herramientas para echarlos.